domingo, 11 de enero de 2009

Historia


Hijo de un matrimonio humilde, Fortunato Gamarra fue obligado desde su niñez a ayudar a su padre en un pequeño negocio de telas en la calle Cánepa en el populoso distrito de la Victoria. Labor que lo alejo injustamente de su gran talento: Hacer reír a la gente.

El muchacho, entonces lejos de su sueño, dominó rápidamente el negocio textil y lo hizo crecer de una manera insospechada. Al cabo de unos años, la familia poseía más de 40 tiendas en la zona que por esa época la gente comenzó a llamar como Gamarra.

Allí Fortunato, ya dedicado de lleno a los textiles, recibía la visita de cientos de clientas que acudían a sus tiendas por material, hecho que despertó en él una segunda gran aficion: las mujeres. Dicen que llego a tener más de 100 hijos con diferentes mujeres y que todos llevan una seña secreta. Los hijos fueron reconocidos, pero no los vio más. Ninguno de ellos supo que tenía un hermano o muchos.

20 años después, Fortunato, postrado en una cama debido a una penosa enfermedad le entrego un papel arrugado, viejo y amarillento a su abogado. En éste, contaba que era padre de muchos hijos, tantos que no los podía contabilizar y que su cuantiosa fortuna sería sólo para ellos. “No hay de que preocuparse” le dijo a su abogado, todos serán reconocidos por la seña secreta. Segundos después murió.

Desde hace algún tiempo, no se sabe con exactitud cuánto, cientos de personas de apellido Gamarra se han acercado a reclamar su herencia, pero hasta el momento el fiel abogado ha reconocido sólo a siete por la seña secreta. Ellos recibieron una cantidad exorbitante de dinero, pero con una condición detallada también en la carta. Todos debían seguir el gran sueno que le fue negado en un momento a su padre: Hacer reír a la gente.

Si quieres conocerlos, no dejes de ir los miércoles al Satchmo para verlos improvisar frente a sus archienemigos los Buena Impro Social Club y recuerda que: tu envidia es nuestro progreso.

1 comentario:

Gamarra Broders dijo...

Que cague de la risa, de hecho voy a ir a ver el cameponato!